sábado, 28 de marzo de 2009

CAPITULO 2: KURO...

Kuro se da vuelta y camina lentamente por el parque. Su andar es pausado, su rostro refleja cierta tensión interior. Es alto y delgado, de tez pálida y profundos ojos marrones, su mirada se oculta debajo de largos mechones de cabello negro y anteojos oscuros.

El lugar va poblándose de niños y ruido, Kuro detesta todo ese movimiento y apura el paso para salir cuanto antes de ahí. Hasta ahora, en sus veintidós años, no recuerda haber disfrutado demasiado de los paseos diurnos y la muchedumbre. Sus pensamientos se aclaran, paradójicamente, en la oscuridad de la noche y la soledad.
De naturaleza desconfiado, nunca fue muy comunicativo, y prefiere el silencio o la compañía de su música a la inconstancia del contacto humano.

Pocas veces encontró en los otros las respuestas que pudieran disipar su malestar interior. Esa era una búsqueda que sólo a él le tocaba emprender, para equivocarse una y otra vez de salida y volver a empezar hasta frustrarse al no poder encontrar la manera de aliviar esa inquietud interior que, por un lado lo frenaba como si soportara una pesada carga sobre sus hombros y ya todo le diera igual, y por otro lado , sobre todo en las noches, le diera fuerza, como una llamarada de fuego que lo obligaba a rebelarse contra esa angustia y ahí sí, era cuando componía, dibujaba, creaba, tratando de salir con manotones de ahogado de ese infierno helado que lo envolvía.

Se podría decir, que por el momento, la soledad es mi única compañía, qué ironía – pensó Kuro – Pero todas las veces que intentó abrirse a alguien solo consiguió alejarse más y más hasta volverse un extraño insondable, lastimando sin proponérselo a quienes quisieran alcanzarlo y salvarlo de sí mismo.

No es que fuera un disconforme insatisfecho por seguir la moda. Es cierto que lo siniestro ahora es una tendencia para algunos y cierta vestimenta y actitud solo responde a una frivolidad del mundo consumista. Para Kuro todo eso le era indiferente, “es efímero” –pensaba para sí mismo – no necesito pararme a blasfemar ni hacerme el macabro, todo eso era una pendejada – se rió cínicamente, sabiendo que era cuestionado y rechazado por muchos que decían ser sus amigos.

Es la humanidad la que le daba miedo, los hombres destruyéndose unos a otros, aislarse era así su modo de protegerse ante tanta insensibilidad, eso era lo paradójico que los demás pensaran que él era el insensible cuando era todo lo contrario, un modo de rebelarse pacíficamente contra su propia generación que buscaba rodearse de vanidades y cosas sin sentido. Necesitaba apartarse, refugiarse dentro de sí mismo para tolerar tanta falta de justicia y gritar por dentro. Ya sabía que a algunos él les parecía tenebroso y su forma de pensar incomprensible y tétrica pero lo tenebroso estaba afuera, él solo lo reflejaba y su vestimenta oscura no tenía porque causarle miedo a nadie, digamos que era su forma de llevar un luto interno por este sombrío mundo

“Sé que para algunos puedo ser un ángel y para otros un demonio vengativo. Simplemente abro mi alma a la oscuridad que es de donde viene todo. Me siento por momentos vacío, desgarrado por dentro, tengo la necesidad de aferrarme desesperadamente a alguien, aunque se positivamente que va a ser un error ya que terminaríamos doblemente heridos y yo más solo que nunca.
Pero es que no encuentro nadie que comparta mi manera de ver las cosas- reflexionó-, o quizás que no la comparta pero que me arranque de la profundidad de mi cuarto, yo también quisiera ser feliz con las cosas cotidianas, absurdamente feliz si pudiera hasta la idiotez total con tal de no pensar.”

Para Kuro la ciudad es un cíclope voraz, sediento de espíritus ingenuos, que busca devorar y digerir, mimetizándolos con la rutina gris y vulgar, es difícil encontrar lugares donde ser uno mismo y escapar de ese ojo que como un reflector busca dejar al descubierto y a la intemperie cualquier sensibilidad diferente para aplastarla, justamente por eso, por apartarse del cuadriculado establecido.

La música es para Kuro un refugio que le ayuda a expresar lo que siente y dibujar le permite sacar afuera sus demonios internos, a veces cuando termina un trabajo, el mismo se sorprende, “todo eso tenía adentro?”. A veces después de pintar sale a la noche a caminar y disfrutar de los sonidos sordos de la ciudad dormida, generalmente hay poca gente, o sino los de siempre, los que habitan las esquinas, los rincones, para resguardarse de la poca fe de la gente, de la indiferencia y las miradas sin ver que los rozan con urgencia apenas por encima.

Excepto estas últimas noches, en que apareció esa piba, con sus papeles y sus aerosoles, mirando para todos lados. “¡Graffitis!”, “¡qué pérdida de tiempo!, total después vuelven a pintar la pared y todo el trabajo fue en vano!” – piensa Kuro.
La otra noche, cuando ella se fue, Kuro se acercó al mural y lo miró detenidamente, no es que estuviera mal, no, sino que era simplemente un buen dibujo sin gran significado, abajo en un costado había algo que podía ser una especie de logo pero no basta para saber si era el nombre del autor o parte del dibujo, de esta forma no se jugaba demasiado. Para él, lo mejor del arte callejero, era eso, el riesgo, transgredir y encima poner que fuiste vos, que te reconozcan y así pasárselo por la cara a todos. Y después estaba el tema del mensaje, aquí no había ninguno, o si? En todo caso no era explícito, para él era preferible un lema directo, que denunciara una injusticia o algo, una manera de sacudir al peatón que va como sonámbulo ensimismado en sus cosas, una especie de venganza contra el sistema.

-Bah! Sale a pintar a la calle, porque no creo que en la casa la dejen ensuciar ni un pedacito de pared de su propia habitación- pensó escéptico- Y no creo que tenga nada para decir, salvo que quiere que la admiren!” igual no es que estuviera del todo mal , es que a él no le llegaba. Kuro se alejó caminando sin un rumbo prefijado, simplemente a donde lo llevara el laberinto de esa ciudad en espiral donde él se sentía caer.

Nilén esperaba ansiosa el abrigo de la noche, ya tenía preparada su mochila con los aerosoles y estaba esperando a que todos estuvieran dormidos en su casa para salir a pintar, a veces Ollie la acompañaba, pero últimamente ya no se lo pedía, ya se había acostumbrado a ir sola al parque, que no estaba muy lejos, y no necesitaba niñero que la cuide.

Pero esa noche se encontró con una desagradable sorpresa, alguien había pegado una veintena de afiches en SU pared, tapando sin consideración alguna su mural. No entendía por qué había elegido justo ese lugar para hacerlo, si podía haberlos pegado en cualquier otra parte. Nilén se acercó a leerlos a ver de qué se trataba, “Bueno, si es la búsqueda de alguna mascota perdida, o algo cuya urgencia justificara ignorar una sincera expresión de arte y tratarla como si no le importara a nadie, trataría de entenderlo” –pensó- Pero no! Era el anuncio de un recital, alguien había hecho un dibujo, sí, muy interesante, pero era una simple propaganda, encima una banda que no conocía y seguramente no le gustaba. Nilén torció la boca en una mueca, para colmo esa onda a ella no le caía para nada. Siempre había tenido un espíritu positivo y de mirar para adelante, así que eso de andar escarbando buscando lo nefasto de cada situación, revolcarse y chapotear en las desgracias (que todos podemos tener) y hacer de eso un culto a lo tenebroso, no le parecía más que una pose para impresionar a los demás, decididamente, esa música no le gustaba.

Enojada, empezó a arrancar los afiches, sacudiendo la cabeza, aunque dobló uno y se lo guardó en un bolsillo. Ya los iba a hacer un bollo y arrojarlos, cuando sintió una mano en su hombro.

-No deberías destruir lo que no es tuyo. ¡Aunque mirá a quien se lo estoy diciendo!- se dirigió Kuro a Nilén reprochándole con sorna.

-¿Vos quien sos? ¿Vos dibujaste esto? ¿Y por qué arruinaste mi mural? ¿No tenías un lugar mejor donde ir a pegarlos?... ¿Qué? Qué me dijiste? –reaccionó Nilén

- Esa no es tu pared, que yo sepa. En cambio esos dibujos son míos, el papel es mío, la tinta es mía, las ideas son mías..mejor devolvemelos, si querés quedarte el que te guardaste en el bolsillo, quédatelo, no importa.

- Eh? Ah, ni me di cuenta. No, no lo necesito. Están buenos, pero lo que no tolero es que seas tan desconsiderado con el trabajo de otros.

- No hablemos de consideración, alguien que se dedica al vandalismo..en fin, porque vos no le pediste permiso a nadie para pintarrajear la pared, ¿o me equivoco?
- ¡No es vandalismo! ¡Es arte!-se quejó Nilén.

- No digo que no sea artístico, digo que la forma de expresarlo es un abuso, tal vez? ¿Un acto de destrucción? Mis afiches los podés sacar, pero la pared no, te impones, obligas a los demás a que lo vean les guste o no.

- Para mi no es vandalismo, es simplemente libertad. Yo no quiero arruinar nada, esta pared ya estaba vieja y arruinada, no le importaba a nadie, no iría a ensuciarle la casa a nadie, por ejemplo, no es mi intención molestar a la gente!

- Y por qué pintas graffitis, entonces? No es por el gustito al riesgo, a lo prohibido, aunque deberías aprovechar para decir algo que hiciera pensar al que lo lee, que lo sacudiera un poco de su rutina, sino para mí no tiene sentido tomarse ni siquiera el esfuerzo.

- Yo no pienso así. No necesito quejarme al mundo, solo quiero comunicarme con la gente a través de lo que dibujo, sacarle el mayor provecho a la ciudad, busco lugares donde mi dibujo pueda respirar, que alguien lo mire al pasar y primero no le importe, y pase otro día y le dé más curiosidad y después termine preguntándose quién lo habrá hecho, qué es y se termine enganchando. Me hace ilusión pensar que hago visible un lugar que antes era ignorado por todos.

- Te das cuenta que tu ilusión tiene una vida muuuy limitada, no? Que tarde o temprano alguien lo borrará. Bueno, es lo malo de hacerse ilusiones…En fin, dame mis dibujos y te dejo con tus sueños, a propósito yo me llamo Kuro y vos?

- ¡Tomá! Mi nombre es Nilén –dijo a regañadientes, devolviéndole los afiches- y yo no tomo las ilusiones en broma, para mí son importantes! Y dio media vuelta dispuesta a volver a su casa, ya se le había arruinado la noche!


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1 comentario:

  1. Mmm, menudo capitulo, más interesante que el anterior, te felicito :D

    Te manejas muy bien escribiendo, y tambien hay que resaltar el enorme esmero que le pones a las ilustraciones *_*

    Un besazo y espero el siguiente capi ^^

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