sábado, 25 de abril de 2009

Urban Hackers Capitulo 5: El Parque

Capítulo 5

Pasó un tiempo hasta que Nilén volvió a salir a pintar y hacer graffittis,.No encontraba inspiración. Siempre se reunían ella, su hermano y Noah, a veces la acompañaban a pintar y otras simplemente se quedaban casi toda la noche charlando.
Noah estaba ultimamente muy apegado a Nilén, siempre dispuesto a ver que ella estuviera bien, a protegerla o darle pequeños consejos, esto a veces le caía bien a Nilén y a veces no ,porque a ella le gustaba ser independiente, pero sabía que Noah lo hacía con buena intención y se sentía a gusto con él.
Ollie parecía haberse olvidado del asunto de la exploración urbana hasta que una noche en que Nilén y Noah estaban en una plazoleta cerca de la estación conversando, apareció apuradísimo con esa expresión que según Nilen solo podía presagiar desastres.
- Ey, como va!- los saludó Ollie. Tengo un lugar para ir a ver y explorar que ni se imaginan! ¿No se habrán creído que nuestras aventuras se habían terminado, no?. Su hermana le lanzó una mirada entre disgustada y burlona:
- Sí, yo sinceramente creí, que como no me dijiste nada más , se te había pasado ya la locura.
- Te equivocaste! Esto los va a entusiasmar , encontré un lugar que es lo máximo! El lugar era un parque de diversiones, no muy grande, pero con todo los juegos conocidos, está cerrado hace mucho, yo pensé que estaría vacío, pero no, dejaron todo como estaba.
- Y vos crees que podremos entrar? – dudó Nilén.
- Lo estuve charlando con Kuro – explicó Ollíe - , y él tiene una idea de cómo infiltrarse, podríamos ir mañana a la noche.
- ¿Desde cuándo Kuro es del grupo?- le preguntó Nilén casi gritando.
- Es que el conoce al cuidador, es un viejo que está ahí viviendo en una casucha y hace de vigilante del lugar y nos dejaría pasar a sacar fotos y recorrer el lugar, además sabe mil historias – contestó Ollíe despreocupado.
- No sabía que te habías hecho tan amigo de Kuro… Ok, está todo bien, sólo que no sabía que hablabas tanto con él. Al fin y al cabo esto era una idea nuestra.
- Dejalo, en el fondo es mejor que seamos más- la tranquilizó Noah -. De todas formas yo no permitiría que te lastimes.

Nilén abandonó su actitud recelosa para dirigir su mirada a Noah, “sí, siempre tiene razón” – piensó observándolo – “no sé cómo hace, pero siempre se lo ve tan seguro de sí mismo”. Nilén siguió entregada a sus cavilaciones hasta que Ollie, que continuaba hablando, la arrancó de repente de su ensimismamiento:
- ...Y estaba Kuro con su novia, y yo, cuando pasamos cerca, desde la ruta se ve el arco que era la entrada, queda un poco lejos, pero igual es accesible, por eso....
Nilen, lo interrumpe,:- Qué?...Ah, mirá vos. Pero qué fastidio! ¡Lo único que falta es que se quiera traer a la novia esa!¡ Está bien que seamos más, pero tampoco hace falta ser una multitud!.
- ¡No! ¡Nada que ver!- se quejó su hermano.- La tribu de hackeadores urbanos somos nosotros cuatro!.
- Callate la boca! No tenemos que formar un club tampoco!-
A la noche siguiente los hermanos salieron sigilosamente de su casa y se encontraron con Noah para tomar el micro que los dejaría en la ruta donde los esperba Kuro. Una vez allí, continuaron caminando los cuatro ,casi sin hablar, sobre todo Nilén que los siguió un poco más atrás pensativa y en silencio. Kuro se dió vuelta y se le acercó.
- ¿Estás bien? Hace bastante que no te veía. ¿Seguís con los graffittis siempre?
- Si, ¿y vos?- contestó Nilén -, ¿seguís con los afiches?
- No tanto. Es que ultimamente estoy un poco ocupado.
- Si, ya me contaron. – dijo Nilén mirandolo de reojo.
- ¿Qué te contaron? – preguntó Kuro inclinándose hacia ella con una sonrisa irónica.
- Eso...-le respondió despacio -, que estás ocupado.
Llegaron hasta donde estaba el arco de lo que era la entrada al parque y siguieron caminando unos metros más hasta un alambrado, detrás de él se encontraba la casilla del cuidador con un cartel de “No traspasar”. Kuro lo llamó y el anciano salió a saludarlo, un perro medio flaco también lo reconoció y se acercó amistoso hasta ver que había otros desconocidos y comenzó a ladrar.
- Traje a mis amigos- le dijo Kuro a modo de saludo al cuidador -. Queremos ver el lugar y sacar algunas fotos si podemos. El viejo los miró con algo de desconfianza pero finalmente les respondió que pasen con cuidado por una esquina del alambrado que estaba levantado y les recomendó que no se lo cuenten a nadie.
Una vez adentro, siguieron un sendero para llegar a lo que eran las boleterías, que todavía conservaban algún pedazo de los carteles que promocionaban las atracciones del lugar. Todo estaba cubierto por pasto y yuyos muy altos que dificultan la visión.
Olvidado y oxidado, tirado en un costado del camino se podia ver un carrito, que fuera parte de la formación de algún tren fantasma o alguna motaña rusa no muy grande.
Nilén se abrio paso entre los pastizales y se subio al carrito sentandose y buscando lo que sería la correa del cinturón de seguridad y Noah le sacó una foto. El lugar en sí, era sobrecogedor, las siluetas de los juegos se adivinaban apenas en la noche neblinosa, y un escalofrío recorrió el cuerpo de Nilén. “Una cosa tan viva, para reirse y disfrutar, que tendría que encerrar las risas de los chicos y que sin embargo así abandonada a su suerte, parece amenazante, y tan deprimente” – pensó Nilén. Ollie no parecía asustado sino todo lo contrario, encantado con cada descubrimiento, se quedó mirando la estructura de latón, tan grande como una pirámide con las cadenas oxidadas colgando, de lo que hace tiempo debía haber sido una calesita de sombrillas voladoras. Ollie intentó colgarse de una de las cadenas, que bajo su peso, rechinó con un quejido metálico como si fuera el aullido de un animal enorme al que hubieran despertado de su letargo.
Los cuatro siguieron caminando y se detuvieron ante la vista de la montaña rusa, una parte estaba desmantelada, y los carritos ya no estaban, pero en general la estructura se mantenía intacta y las subidas y bajadas se desdibujaban en la bruma de la noche, desaparecían por momentos para después emerger desde una nube de niebla, empinadas y desafiantes, el conjunto en sí era un poco tétrico. Nilén se alejó y los dejó a los chicos que conversaban calculando alturas y distancias de la montaña rusa y haciendo comparaciones y demás.
Más allá estaban los juegos para los más chicos, un elefante volador todavía bien conservado y sostenido del brazo mecánico que lo elevaba para deleite de los más pequeños, seguramente. Un viejo carrusel con sus caballitos y sus asientos de madera llamó la atención de Nilén que se encaminó nostálgica hacia él para sentarse en uno de los caballitos de la calesita con la mirada perdida en sus recuerdos de la niñez. En ese entonces todo se le antojaba más fácil, no sólo entender a los demás sino a ella misma, cuando la sensación de tristeza o de soledad se podía disipar fácilmente con una vuelta en la calesita o con una bolsa de caramelos.
Visitar estos lugares abandonados, le movilizaba algo por dentro, la hacían pensar…como las cosas van cambiando, algunas ya quedan en el olvido y descartadas para siempre, por lo menos eso es lo que se cree, pero siempre queda algo en el fondo y de repente sale así, sin avisar, y vuelve a dejar todo al descubierto, en carne viva, cuando ya se estaba bien seguro de que ciertas cosas no iban a volver a sentirse más.

Como este parque fantasmal – se dijo para sí misma- que resurge y revive con la imaginación, y… y casi se podría escuchar la música del carrusel, casi se podría estirar la mano para saludar al pasar con cada vuelta, ... si todo fuera así de fácil. Si fuera tan sencillo despejar esa sensación de vacío, piensa Nilén, como en esa calesita, según recordaba, asi era…cuando comenzaba a dar la vuelta y desaparecía ese rostro que le daba seguridad se sentía temerosa y esperaba ansiosa volver a pasar para recuperar la sonrisa y el saludo con la mano que desde abajo le devolvían la confianza y la alegría de jugar, ... en fin, cosas de chicos.
Nilén se encogió de hombros, no importaba, se sentía como si le faltara algo.
Levantó la vista y se dio cuenta que Noah la estaba mirando apoyado contra la vieja boletería de chapa. Le devolvió una sonrisa tristona, y Noah le agitó un llaverito guiñandole un ojo – te regalo la sortija a cambio de una carita más alegre – le dijo. Nilén se rió y agarró el llaverito – me gané otra vuelta – respondió. Noah se subió y bromeó – me permite acompañarla o este está caballo está ocupado?, espero no interrumpirte, se ve que estás muy lejos, contame si querés.
- No, no me hagas caso – se sonrojó Nilén - es que con esto de las exploraciones que nos mandamos terminamos en cada lugar, que a veces, no sé, me siento tan ..desamparada – dijo casi en un susurro sin mirar a Noah – pero al darse cuenta de la cara de preocupación de él, enseguida sacudió el pelo y se río fuerte – qué exagerada que soy , por favor. No, no, si soy incurable – tratando de restarle importancia a lo que había dicho – es que este parque desierto me hace temblar. Pero Noah la seguía mirando fijo.
-Sabes, Nilén? – le dijo despacio remarcando las palabras – hace rato que quería decirte algo, y estaba esperando el momento, pero bueno, no se si es aquí el mejor tiempo y lugar, pero lo que sí sé es que no quiero esperar más. Ella permaneció callada, así que Noah prosiguió, - vos decís que te sentís sola, desamparada, y yo me sentí así alguna vez y ya me había acostumbrado a guardarme las cosas para mi mismo, pero con vos me pasa algo distinto, me parece que podemos llegar a algo los dos. Vos tenés tus barreras, y yo las mías, eso lo acepto, todos tenemos miedo, pero si vos me dejás, si vos te sentís como yo, voy a demostrarte que no vas a estar sola nunca más, que podés contar conmigo, que yo lo único que quiero es cuidarte.
Nilén se sintió tan conmovida, una ola cálida recorrió su cuerpo , Noah era un chico extraordinario – pensó- pero a la vez sintió ganas de llorar, es como si al contestarle, estuviera alejando algo para siempre. Ella tomó su mano y comenzó a mover sus labios para hablar, pero un grito la sobresaltó.
Kuro la estaba llamando, los dos se levantaron de un salto de la calesita y corrieron hasta donde estaba una de las estructuras desmanteladas de la vieja montaña rusa. Allí estaba Kuro con Ollie tirado al lado de su patineta.
- Pero qué pasó?? – interrogó Nilén arrodillandose junto a su hermano.
- Se deslizaba por una de las barandas con el skate y de pronto escuché un ruido y lo encontré en el piso – contestó Kuro.
-¡Ollie, Ollie! – lo llamó Nilén para que reaccionara - . El viejo comenzó a protestar, él les había dicho que no tocaran nada, si sólo era tomar fotos estaba bien, pero no podían andar con esa cosa por ahí, era muy peligroso. Nilén no le prestó antención, sólo miraba a su hermano que lentamente comenzaba a abrir los ojos.
– ¿Ollie, estás bien? – le preguntó angustiada. Ollie miró alrededor un poco desorientado, y luego fijó la vista en su asustada hermana, entonces sonrió,
- ¡No te asustes!, estoy bien. Hace falta más que esto para acabar con la cabeza dura de tu hermano.
- ¡Después te voy a romper la cabeza yo, que no te quepa duda! – dijo Nilén con los ojos todavía llorosos. Recién entonces se dió cuenta que Kuro había estado agachado junto a ella rodeandola con su brazo por los hombros. Se levantó de un salto, y ayudó a incorporarse a su hermano mientras recogían las cosas de su mochila y el skate.
Noah trataba de tranquilizar al viejo, asegurándole que no iba a volver a pasar algo así y que sólo les restaba tomar algunas fotos más.
Más calmados se encaminaron hacia un destartalado galpón donde habían quedado guardados algunos juegos mecánicos tapados por viejas lonas que dejaban adivinar sus formas como fantasmas dormidos, esperando que alguien los despierte.
Nilén no volvió a tener oportunidad de hablar con Noah y se mantuvo todo el tiempo al lado de su hermano para asegurarse que éste se sentía bien.
Cuando dieron por terminada la exploración, Noah y Ollie fueron a hablar nuevamente con el viejo para que se quedara tranquilo de que Ollie estaba a salvo. Kuro y Nilén salieron y los esperaron cerca del arco de la entrada. A Kuro se lo veía algo incómodo, -tal vez se se siente culpable por lo de Ollie.. ,- pensó Nilén. Iba a decirle que no se hiciera problema, que no era su culpa, pero Kuro se acercó primero y puso sus manos sobre los hombros de ella y le dijo
– Lamento muchísimo que te preocuparas así, no puedo verte llorar. Nilén abrió los ojos muy grandes y empezó a protestar
– Pero si no estaba llorando! , ya estoy acostumbrada a los porrazos de Ollie, debería haberse traído un casco, yo siempre le dig..., pero no terminó de hablar que Kuro se inclinó hacia ella y la besó.

LiNa

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